En
una relación de pareja se viven, tarde o
temprano, situaciones difíciles, a lo largo de la vida en común como pueden ser,
un mal momento económico, un trabajo estresante,
incluso el nacimiento de un hijo también puede causar un distanciamiento, la
llegada al mundo de un nuevo ser, trae un cambio total en la dinámica habitual
de la pareja y es necesaria una adaptación a la nueva situación y unas lo
asimilan mejor que otros aunque éstas suelen ser causas externas. Lo complicado
es cuando el cambio surge dentro de la misma pareja.
Cuando
comenzamos la relación todo es maravilloso, todo es idílico, buscamos cualquier
momento para estar juntos. Todo nos encanta de él/ella. Las atenciones son
totales, la felicidad completa y para nuestros ojos no existe nadie más. Pero
sucede que no siempre es así y van surgiendo cambios no muy satisfactorios para
ambos.
Y
cuáles pueden ser las razones? Sobre
todo, al principio sacamos la parte más
encantadora de nosotros y tratamos de ocultar aquello que sabemos que puede no
agradar, con el tiempo vamos sacando lo que somos, ni mejor ni peor, solo nos
manifestamos como realmente somos. Bien, si observamos, otra de esas razones es que nos desengañamos de lo que precisamente nos
enamoró. Si antes nos entusiasmaba su conversación, ahora nos aburre, si antes
nos gustaban sus abrazos, ahora nos
agobia, si antes nos encantaba lo cariñoso/a que era, ahora resulta que es muy
“pegajoso/a”. Esto hace que nos vayamos distanciando paulatinamente de esa
persona que creíamos conocer muy bien.
Con
el paso del tiempo, nos vamos dando cuenta de que la persona que tenemos al
lado no nos gusta cómo es, y aquí es donde intervienen los introyectos. Los
introyectos en Gestalt es un mecanismo interno en el que nos vamos tragando
todo lo que nos dicen y sin masticarlo, sin crítica, sin objeción, lo que nos
dicen, es así y no hay alternativa ni opción, simplemente lo asumimos. Es el
típico “debería” que nos vamos aplicando a los demás y a nosotros mismos. Es
el conflicto que surge entre como soy y
como “debería ser” como eres y como “debes ser” Es lo enseñado y aprendido y
que ya hemos automatizado de tal forma que no hay vuelta de hoja, simplemente,
ES ASÍ. Evidentemente a toda esta lucha
de poder que es a lo que realmente llega la situación se le añaden efectos
colaterales que la agravan, infidelidad, desinterés, distanciamiento…
El
planteamiento sería así: Él/ella es muy reservado y “debería” ser…..más
abierto. Él/ella es demasiado optimista y “debería” ser…. Más realista. Y Todo
ello, porque es lo que nos inculcaron desde pequeños y no hay más alternativa
que las que nos dijeron que es, sin percatarnos, que él/ella es así y lo que
queda es aceptarlo como es y si no es
así pues la solución está clara, o lo cambiamos para que sea como yo sé que
“debe” de ser o será una guerra sin cuartel hasta llegar a la separación.
Una
de los motivos es que nosotros no intentamos de cambiar ni siquiera caemos en
la cuenta, sino que el otro/a es quien “debe” hacerlo, y así va la relación.
Otro
de los ángulos más peligrosos de la relación es que todo aquello que criticamos
en el otro no es más que la parte negada de nosotros, Por ejemplo, “es que es
demasiado/a celoso/a” y tú, no lo eres
? Sería la pregunta.
Lo
cierto y verdad es que cuando una pareja va a terapia, ya han dado un paso muy
importante para salvar su relación porque eso significa que si están juntos en
ésto es porque ya hay, al menos, un
interés en solucionar esa crisis, y a partir de ahí es comprobar los recursos
de los que se disponen y de los herramientas que pueden aprender para ello.
No
obstante, todo lo referido anteriormente, podemos tomarlo como oportunidades y
no como amenazas y convertirlo en algo productivo. Asumir que lo que antes nos
iba bien y nos proporcionaba buenos resultados hoy por hoy ya no son
efectivos, que las costumbres y los
hábitos no nos aportan satisfacción y que no podemos seguir así si no
realizamos un cambio, una transformación a nuestra relación que nos permita
vivir con la ilusión y la compañía de quien elegimos en un momento determinado
de nuestras vidas.
Vamos
evolucionando y cada uno lo vamos haciendo a nuestro ritmo, a nuestro tempo. En
terapia, se puede conseguir, si realmente se desea, esos cambios, poder
abandonar esas conductas inadecuadas y aprender habilidades y actitudes que
permitan que la relación vuelva a funcionar equilibradamente.
Paqui
García Pacheco