martes, 31 de mayo de 2016

Relación de pareja






En una relación de pareja  se viven, tarde o temprano, situaciones difíciles, a lo largo de la vida en común como pueden ser,  un mal momento económico, un trabajo estresante, incluso el nacimiento de un hijo también puede causar un distanciamiento, la llegada al mundo de un nuevo ser, trae un cambio total en la dinámica habitual de la pareja y es necesaria una adaptación a la nueva situación y unas lo asimilan mejor que otros aunque éstas suelen ser causas externas. Lo complicado es cuando el cambio surge dentro de la misma pareja.

Cuando comenzamos la relación todo es maravilloso, todo es idílico, buscamos cualquier momento para estar juntos. Todo nos encanta de él/ella. Las atenciones son totales, la felicidad completa y para nuestros ojos no existe nadie más. Pero sucede que no siempre es así y van surgiendo cambios no muy satisfactorios para ambos.

Y cuáles pueden ser las razones?  Sobre todo,  al principio sacamos la parte más encantadora de nosotros y tratamos de ocultar aquello que sabemos que puede no agradar, con el tiempo vamos sacando lo que somos, ni mejor ni peor, solo nos manifestamos como realmente somos. Bien, si observamos, otra  de esas razones es que  nos desengañamos de lo que precisamente nos enamoró. Si antes nos entusiasmaba su conversación, ahora nos aburre, si antes nos  gustaban sus abrazos, ahora nos agobia, si antes nos encantaba lo cariñoso/a que era, ahora resulta que es muy “pegajoso/a”. Esto hace que nos vayamos distanciando paulatinamente de esa persona que creíamos conocer muy bien.

Con el paso del tiempo, nos vamos dando cuenta de que la persona que tenemos al lado no nos gusta cómo es, y aquí es donde intervienen los introyectos. Los introyectos en Gestalt es un mecanismo interno en el que nos vamos tragando todo lo que nos dicen y sin masticarlo, sin crítica, sin objeción, lo que nos dicen, es así y no hay alternativa ni opción, simplemente lo asumimos. Es el típico “debería” que nos vamos aplicando a los demás y a nosotros mismos. Es el  conflicto que surge entre como soy y como “debería ser” como eres y como “debes ser” Es lo enseñado y aprendido y que ya hemos automatizado de tal forma que no hay vuelta de hoja, simplemente, ES ASÍ.  Evidentemente a toda esta lucha de poder que es a lo que realmente llega la situación se le añaden efectos colaterales que la agravan, infidelidad, desinterés, distanciamiento…

El planteamiento sería así: Él/ella es muy reservado y “debería” ser…..más abierto. Él/ella es demasiado optimista y “debería” ser…. Más realista. Y Todo ello, porque es lo que nos inculcaron desde pequeños y no hay más alternativa que las que nos dijeron que es, sin percatarnos, que él/ella es así y lo que queda es  aceptarlo como es y si no es así pues la solución está clara, o lo cambiamos para que sea como yo sé que “debe” de ser o será una guerra sin cuartel hasta llegar a la separación.

Una de los motivos es que nosotros no intentamos de cambiar ni siquiera caemos en la cuenta, sino que el otro/a es quien “debe” hacerlo, y así va la relación.

Otro de los ángulos más peligrosos de la relación es que todo aquello que criticamos en el otro no es más que la parte negada de nosotros, Por ejemplo, “es que es demasiado/a celoso/a”  y tú, no lo eres ?  Sería la pregunta.

Lo cierto y verdad es que cuando una pareja va a terapia, ya han dado un paso muy importante para salvar su relación porque eso significa que si están juntos en ésto es porque ya hay, al menos,  un interés en solucionar esa crisis, y a partir de ahí es comprobar los recursos de los que se disponen y de los herramientas que pueden aprender para ello.

No obstante, todo lo referido anteriormente, podemos tomarlo como oportunidades y no como amenazas y convertirlo en algo productivo. Asumir que lo que antes nos iba bien y nos proporcionaba buenos resultados hoy por hoy ya no son efectivos,  que las costumbres y los hábitos no nos aportan satisfacción y que no podemos seguir así si no realizamos un cambio, una transformación a nuestra relación que nos permita vivir con la ilusión y la compañía de quien elegimos en un momento determinado de nuestras vidas.

Vamos evolucionando y cada uno lo vamos haciendo a nuestro ritmo, a nuestro tempo. En terapia, se puede conseguir, si realmente se desea, esos cambios, poder abandonar esas conductas inadecuadas y aprender habilidades y actitudes que permitan que la relación vuelva a funcionar equilibradamente.

Paqui García Pacheco


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